domingo

Con los ojos bien abiertos

Desde la comunicación oral hasta la virtual, el hombre ha modificado su conducta y su manera de percibir la realidad. Existe hoy un fenómeno muy particular, que preocupa a los padres, llamado chat. Esta inquietud es más por ignorancia que por conocimiento cierto del tema, aunque hay motivos para estar atentos. ¿Quién iba a pensar hace diez años que se podría establecer, a través de su computadora, un diálogo en directo con un familiar o amigo que vive en otro país? Esto es maravilloso.

Sin embargo, la fantasía que desborda este tipo de contacto (lo que se llamó el síndrome del personaje) hace que a veces los jóvenes, y muchas veces los niños, entren en contacto con personas mayores en situaciones de riesgo. “No chatees con extraños”, decimos ahora. La compulsividad es otro tema serio.

Hay chicos que salen corriendo al recreo para “bajar los mails o a ver quién está en ICQ”. Hace poco leí que “el 41,9 por ciento de los adolescentes que chatean dicen que así se animan a decir cosas que no dirían ni por teléfono y que inventan un personaje a la medida de sus sueños”. La adicción, el peligro de contactarnos con desconocidos y la posibilidad de acceso de extraños a nuestras computadoras a través de programas abiertos para chatear, nos hace tener los ojos bien abiertos. Los excesos no dependen de las herramientas, sino de nuestra capacidad de usarlas bien. Es deber indelegable de los padres estar con una mirada atenta; nadie deja la puerta abierta de su casa en estos tiempos, no dejemos la computadora “abierta”.

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