domingo

Peligro: niños sin control en internet

Pedofilia, pornografía e incitación a la anorexia son parte del menú

Su manito se las ingeniaba para guiar el mouse por ese laberinto de mundos desconocidos atrapados en la pantalla. Aún no cumplía 7 años, pero hacía bastante que navegaba solo en la red, un universo inaccesible ante los ojos resignados de su madre. Nico adoraba chatear a la tarde con otros nenes, intercambiar datos sobre nuevos jueguitos para la computadora, dibujitos y equipo de fútbol. Hace un año, durante una sesión de chateo, Nico conoció a un “chico’’ que lo invitó a que fueran a jugar al pelotero de un local de comidas rápidas: “Decíle a tu mamá que te lleve, pero no le digás de mí...’’, escribió el “amiguito’’ que se había presentado en la web como Mati. Nicolás no lo conoció aquella tarde, ni ninguna otra.

Pero en el pelotero, su madre, soltera, trabó relación con un hombre muy simpático, de quien terminó haciéndose amiga. Con el tiempo, la relación se hizo más profunda. Y como se llevaba tan bien con Nico, la madre llegó a concederle el honor de convertirse en su padrino. Faltaba lo inevitable: al cabo de unos meses, la madre consintió que el flamante “padrino’’ se llevara a su hijo unos días de vacaciones a la costa. Entonces, el círculo del engaño se cerró. Nico fue fotografiado desnudo mientras era abusado sexualmente por el hombre que lo había invitado al pelotero a través del chat. Un mes después del viaje a la Costa, una delegación de la Policía Federal que seguía desde hacía un año el rastro de una banda de pedófilos que operaba en internet descubrió las fotos de Nico en un portal que ofrecía imágenes de pedofilia.

Durante el allanamiento al departamento del “padrino’’ se encontraron fotos pornográficas de Nico en prolijos marquitos, dibujos y cartitas del menor. Con estas pruebas, el abusador fue detenido, pero Nico quedó marcado para siempre: de su mundo virtual habían salido monstruos reales. Los monstruos de internet Esta historia ocurrió hace un año, pero Nico sigue siendo demasiado chico para asimilarlo.

Su madre, en cambio, aprendió de la peor manera. ¿Qué otros monstruos esconde internet? ¿Están nuestros hijos en peligro? La pregunta, además de asustar, incomoda a los adultos que corren con una desventaja generacional: saben muchísimo menos que sus hijos sobre computadoras, foros y mails. Se espantan cuando pasan al lado de sus hijas y las ven sonrojarse ante fotos que sus amigos les envían por el chat. Mucho más cuando piensan que seguramente ellas también arrojan al ciberespacio sus imágenes de inocencia. Son los mismos padres que, en muchos casos, se quedan tranquilos al saber que sus hijos pasan las horas nocturnas encerrados en un cibercafé. Y los mismos que ignoran las citas a ciegas que se concretan con “amigos virtuales’’, un peligroso hábito que suma fanáticos sin distinción de edades.

“Internet es ni buena ni mala. Es como un cuchillo: se puede cortar una manzana o apuñalar a alguien’’, explica el inspector Miguel Justo, de la División Análisis Criminal, el área de la Policía Federal que investiga los delitos cometidos a través de la red. “Es uno quien usa la herramienta de una u otra forma. Y en el caso de los más chicos, son los padres los que deberían estar más encima para que sus hijos no sean utilizados ni captados por delincuentes. No hay filtro posible ante la curiosidad e ingenuidad de un menor’’.

En el marco del Primer Seminario Internacional sobre Delitos Relacionados con la Tecnología 2004, el policía señaló que “el secreto está en la formación de los chicos. Pueden visitar museos virtuales o aprender a hacer bombas para volar cajeros automáticos. Está en ellos que elijan por una u otra opción’’. El experto en seguridad informática Ezequiel Sallis precisa: “Hay muchos filtros, como el Net Nanny o el CiberControl, y otros como el Symantec Web Security para empresas o el Norton Internet Security para el hogar. Básicamente funcionan con una lista de url prohibidas, clasificadas por contenido inapropiado y una suerte de base de datos o de palabras relacionadas con sexo, violencia o racismo. Cuando una palabra es detectada dentro de una web este control la filtra y no muestra el contenido’’, dice. Pero advierte que “en realidad todo control es relativo porque estas webs desarrollan continuamente técnicas para evadirlos”.

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